Desde la antigüedad
la música ha sido un elemento importante en la vida de las personas.
A lo largo de la
historia la música ha ido acompañando a los seres humanos y a la evolución de
los mismos, convirtiéndose en algo fundamental sin lo que podríamos vivir.
Se utilizaba en
fiestas tanto populares como de la realeza, ha estado ligada a actos
religiosos, etc.
Está comprobado que
cuando una persona escucha una canción que le gusta, a nivel cerebral se
producen una serie de cambios muy beneficiosos para la salud. En concreto se
libera una hormona llamada dopamina, un neurotransmisor que se produce
en muchas partes del sistema nervioso.
La dopamina
interviene en múltiples procesos cerebrales tales como el comportamiento, la
cognición, el aprendizaje, la activación motora, el sueño, la motivación, el
placer…
Si tenemos esto en
cuenta, podemos comprender por qué en la actualidad la música se utiliza como
herramienta terapéutica en muchos ámbitos. A esto se le llama Musicoterapia, y según
la Federación Mundial de Musicoterapia, tiene como función restaurar y promover
las funciones de las personas para lograr una mejor integración con su entorno
y una mejor calidad de vida a través de la prevención, la rehabilitación y
tratamiento.
Por ejemplo, en los
enfermos de Parkinson la utilización de la música en las sesiones de
tratamiento reporta importantes beneficios íntimamente relacionados con la
liberación de dopamina. En el Parkinson, la disminución de este neurotransmisor
genera importantes problemas motores que dificultan el día a día de quien lo
sufre.
El utilizar los
ritmos que nos aporta la música para solventar los bloqueos a la hora de por
ejemplo caminar que estos enfermos suelen sufrir, es algo muy típico en los
tratamientos rehabilitadores.
Además, al escuchar
las melodías se generan diferentes emociones que nos ayudarán a generar
movimientos más espontáneos y naturales.
Muchos enfermos de
Parkinson presentan dificultades al hablar (tono de voz bajo y tembloroso, con
dificultad a la hora de articular las palabras entre otros). El utilizar una
melodía o canción conocida por ellos y permitir que la canten en voz alta va a
favorecer el trabajo de todos los músculos articulatorios del lenguaje y
favorecer su fortalecimiento.
Todo esto sin olvidar
el placer que nos produce el canto y el movimiento como instrumento para
expresar emociones.
En las demencias,
el uso de la música también supone una herramienta muy valiosa.
Podemos generar
recuerdos espontáneos y aprovecharlos para poder trabajar aspectos tan
alterados en estos enfermos como la memoria y la orientación.
En el caso de que
existan trastornos de conducta las melodías pueden ayudarnos a tranquilizar a
los enfermos y orientarlos hacia la actividad.
Estudios recientes
están demostrando que, incluso en enfermos de Alzheimer en fases severas, la
música genera activaciones en el cerebro que de otra forma no se producirían.
En definitiva, podríamos
decir que la música es un recurso terapéutico para acceder a una parte sana del
cerebro.
Por último, os
planteamos un reto para poner en práctica todo lo que os hemos contado.
¿Podríais decir a qué
canción pertenece esta letra? ¿Quién la canta?
¡Y ahora todo el
mundo a cantar!
Si pincháis debajo
podréis escuchar y cantar la canción completa.
Y recordad, aunque
sea en casa cantar y bailar genera felicidad.
¡¡Feliz lunes a
todos!!