4€ X 12meses=+ Ayuda a enfermos y familias
El día 1 de enero comenzamos año y con el nuevos propósitos, entre ellos puede estar el de ayudar a los demás, porque no.
Con tan solo 4 € al mes puedes hacerte socio y a la vez colaborar con AFAV ayudando a mantener los talleres de psicoestimulación dirigido a enfermos, y ofreciendo atención especializada a los enfermos y a sus familias, que viven en primera persona esta enfermedad.
Tal como dice el cartel alusivo multiplicas por 4 € la sabiduría, la experiencia y los recuerdos de quienes nos necesitan.
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Una antigua socia nos ha ofrecido su testimonio y una carta que sin duda os llegará al corazón.
Valdemoro
diciembre de 2013
Era invierno, seguramente
noviembre, el mes que me pasan las cosas importantes, recuerdo las veces que
pasee la acera para arriba y para abajo de Estrella del Elola pensando en si
debía entrar o no, pero la decisión estaba tomada, ellos se venían aquí, con
nosotras, sus hijas. Habíamos decidido que era lo mejor, aunque no supiéramos
bien como lo íbamos a hacer pero había que cuidarla, ella se lo merecía todo,
al fin y al cabo a pesar de la niebla que la envuelve sigue cuidándonos
continuamente.
Me decidí a pasar y a
preguntar que hacían allí con las personas que tienen la enfermedad de la
memoria como la llama Ella, mucho mejor que cualquier otra cosa hija, porque
anda que no hay cosas peores…, me dice cada vez que le digo que no se preocupe
porque no sepa salir de casa sola o porque ya no sepa elegir un vestido,
¡con lo guapísima que iba siempre ella!, con la facilidad que elegía y que
decidía la compra, las vacaciones, el trabajo, todo; era el pilar, la cabeza
pensante de la familia, ahora es nuestra pequeña mujer como la llama su nieto,
y yo me digo: “como si hubiera algo peor que perder lo único que no se puede
perder los recuerdos, la esencia de la vida”.
Cuando entré vi que había
muchas personas como Ella y que había gente que me escuchaba y me entendía que
dentro de mi angustia podía tener un lugar donde poder dejarla unas horas entre
personas como ella e incluso peores y eso la iba a venir bien, la iban a
ayudar, por fin un sitio en el que podíamos confiar y compartir con otros
familiares la misma angustia y la misma pena, pero sobre todo Él, su compañero
fiel, su bastón, su guía, su memoria, su médico, su enfermero, su cocinero, su
chofer, podría descansar 3 tardes a la semana aunque solo fueran 3 horas,
porque si alguien tiene mérito en esto es Él, mi padre, por mucho que queramos
hacer nosotras, el que sufre esto es Él, el que mira y ya no la ve es Él, y
eso, eso sí que es terrible.
Tal vez cuando leas esto pienses que todavía no ha
llegado lo peor y seguro que tendrás razón, intento prepararme cada día para
poder afrontarlo, entre todos como siempre, pero mientras tanto sé que cuando
ella va al cole como ella dice, está contenta, está cuidada, haciendo cosas que
la vienen bien y él está tranquilo,
Sé que tarde o temprano, ya
no podrá ir, seguramente ella olvidará los nombres y las caras de las personas
que la han ayudado mientras estuvo allí, lo que no olvidará será que había un
lugar en el que durante un tiempo ella recibió afecto, cariño y nosotros una
ayuda inestimable.
Por eso, el motivo de mi carta
es recordarte que estamos aquí, ojala nunca necesites la misma ayuda que
nosotros, pero si así fuera, ellos, la asociación de Alzheimer de Valdemoro,
estarán ahí, y que mientras puedas recordar NO OLVIDES NUNCA que todavía
existimos personas que necesitamos ayuda y que ahora es muy difícil que alguien
nos apoye para seguir adelante, parece ser que no hay dinero para estas cosas,
hay otras “más importantes”, las subvenciones desaparecen, las obras sociales
recortan su presupuesto... sólo nos quedas tú que sabes lo importante que es
esto y tampoco es tanto lo que pedimos son sólo 4 euros al mes y el compromiso
de que no nos vas a dejar solos, que esto es muy difícil y muy duro, si no nos
ayudamos nosotros mismos ¿quién nos va a ayudar?.
Quiero confiar en las
personas porque en las administraciones y en los políticos y en la ley de
dependencia cada día confío menos, no me defraudes tu también.
Un abrazo.
Alicia- Familiar de una
enferma de Alzheimer y socia de AFAV