lunes, 6 de mayo de 2013

RELOJ, TIEMPO Y OLVIDO


 
-          Buenos días, señora Carmen.

-          Buenos días.

-          ¿Qué hace ahí parada? Se va a quedar usted congelada.

-          Estoy esperando a mi hijo. Se fue a comprar hace un rato, pero parece que se retrasa –añadió la anciana, consultando su reloj.

-          No se preocupe, seguro que no tardará. ¿Le importa que le haga compañía?

-          Gracias, hijo, no te molestes. Seguro que tienes cosas mejores que hacer que acompañar a una vieja como yo. Alguna moza afortunada te estará esperando…

-          No es ninguna molestia, se lo aseguro. Nos sentaremos en este banco y esperaremos…

Y Miguel, como cada mañana, se sentaba junto a su anciana madre, esperando a un hijo que jamás estuvo tan cerca…

Antonio Mas
 
 
Gracias Antonio por compartir con nosotros este precioso micro-relato, me ha sido imposible reprimir una lagrimita.