Como ya sabemos, la Enfermedad de Alzheimer es
la forma de demencia más frecuente. De inicio insidioso y evolución gradual, que
se caracteriza por una afectación de múltiples funciones neurocognitivas y
motoras.
En la actualidad, no existe ningún tratamiento
que logre curar o revertir la enfermedad, pero si, disponemos de tratamientos
que tratan de ralentizar su avance, controlar sus síntomas y mejorar en la
medida de lo posible, la calidad de vida de la persona afectada.
Nos enfrentamos a una patología, que no sólo
afecta a la persona que la sufre, sino también, y de manera muy significativa, a la familia, la cual va a
tener que ir afrontando el deterioro de la persona y su progresiva necesidad de
ayuda a medida que ésta avanza.
Por todo ello, es necesaria una intervención
integral, que abarque todas las áreas y dimensiones de la persona y la de sus
familias, desde el inicio de la enfermedad hasta las últimas fases.
Es aquí, donde radica la importancia de una
atención multidisciplinar, cuyos profesionales trabajen de una manera
coordinada, integrada e interconectada, en torno a un plan de atención
individualizado, con objetivos comunes y compartidos.
En el artículo de hoy, quiero hacer
mención y aportarle su debida importancia a lo que, durante siempre, pero
especialmente en los últimos meses, ha cobrado especial sentido, el TRABAJO EN
EQUIPO.
Trabajadoras sociales, terapeuta ocupacional,
psicóloga, fisioterapeutas y auxiliar de enfermería. Todos ellos trabajan día a
día, cara a cara, con la persona afectada y con sus familias, y no iba
a ser menos ante esta situación.
Tuvimos que reinventarnos,
imaginar, planificar, desarrollar diferentes estrategias y técnicas de trabajo
que nos permitieran seguir adelante, adaptándonos a las circunstancias. Nos
pusimos a ello, con incertidumbre pero también con esperanza e ilusión, y las
llevamos a cabo utilizando medios, poco usuales en nuestras profesiones, pero
esperando cumplir todos nuestros objetivos, y sobre todo, intentado cubrir
todas esas necesidades tan importantes para nuestras familias.
Con todo ello, hemos logrado llegar
a septiembre, mes del Alzheimer, un mes para reinvindicar, para luchar con más fuerza si cabe, un mes solidario y muy especial para nosotros, y por fin, reabrir nuestras puertas, retomando
nuestra actividad presencial, aun con
más ganas.
Así que especialmente en esta
ocasión, solo decir, GRACIAS EQUIPO.