jueves, 26 de marzo de 2020

#YOMEQUEDOENCASA CON UN ENFERMO DE ALZHEIMER





Nos encontramos viviendo una situación extraordinaria debido a la pandemia COVID-19, el coronavirus, que ha ocasionado una alerta sanitaria. Una de las medidas más efectivas para evitar contagiarnos y colapsar hospitales es quedarnos en casa, cambiando de forma drástica la rutina de todas las familias españolas. Esta indicación de quedarnos en casa puede ser especialmente compleja cuando se comparte domicilio con una persona que tiene Alzheimer u otro tipo de demencia; ya sea porque tiene mayor dificultad para entender la nueva situación, o porque presenta alteraciones de conducta.

Para facilitar la convivencia con un familiar con demencia, queremos daros varias indicaciones para hacer más confortable vuestro día a día:

ESTABLECER NUEVAS RUTINAS CON NUESTRO FAMILIAR. En estos momentos todos tenemos que adaptarnos a una nueva situación, pero en el caso de las personas con demencia puede desembocar en una especial desorientación, y como consecuencia tristeza o irritabilidad. Disponer de una rutina estructurada les ayudará a distinguir los diferentes momentos del día y transmitir cierta estabilidad. El cuidador será quien deba organizar esta nueva rutina con:
  • Planificación del día por horas, diferenciando la mañana de la tarde y de noche. Resulta positivo fijar una hora concreta a la que despertarse (sin necesidad de madrugar), comer y dormirse. Las mañanas se pueden dedicar a tareas domésticas, y la tarde a actividades más ociosas o llamadas telefónicas a la familia. La persona con demencia puede ayudar con algunas tareas sencillas como barrer, regar las plantas, doblar ropa o poner la mesa. Debemos tener paciencia con los familiares pues realizar alguna tarea en casa ayuda a que se sientan útiles y que con ello aumente su autoestima.
  • Asearse y vestirse todos los días, aunque no se salga de casa. Así evitamos caer en la apatía o tristeza por falta de cuidado personal.
  • Ratos para hacer ejercicio físico, realizar estimulación cognitiva o realizar actividades creativas (dibujar, ganchillo…). Con ello facilitamos que la mente y el cuerpo continúen activos mejorando el estado de ánimo.
COMPRENSIÓN Y CALMA. Estamos en una situación muy difícil, en la que debido a la incertidumbre es complicado mantener un estado de serenidad. Para ello, resulta útil pensar en que se trata de una situación pasajera y que permaneciendo en casa estamos ayudando a los demás. Sin embargo, debemos tener en mente que las personas con demencia no son capaces de entender la necesidad de estar en casa, ni de identificar sus sentimientos. Corresponde al familiar, quien con paciencia y empatía, trate de calmar a la persona con demencia desde un estado de comprensión y calma.

TRABAJAR EN EL BIENESTAR. Para transmitir serenidad a las personas con demencia, antes se debe trabajar en encontrarse bien uno mismo. El estrés y la ansiedad es fácil que aparezcan en estos momentos de confinamiento, donde se pasa la totalidad del tiempo siendo cuidador. Podemos controlar la ansiedad mediante técnicas de relajación o realizando alguna actividad que resulte agradable a lo largo del día (escuchar nuestra canción favorita, cocinar algo sabroso, ver un programa de televisión…). Se trata de cuidarnos para seguir cuidando a los demás.

REALIZAR ALGUNA ACTIVIDAD CON LA PERSONA AFECTADA DE DEMENCIA. Compartir alguna actividad placentera en conjunto puede favorecer un estado de ánimo positivo para ambos, a la vez que se reduce el sentimiento de abandono. Quedarse en casa puede ser una oportunidad para mirar álbumes de fotos juntos, jugar al dominó o realizar actividades creativas en conjunto; sin prisas ni presiones externas. Debemos incentivar las actividades nosotros para vencer la falta de motivación y tristeza.

MANTENER RELACIONES SOCIALES. Hoy en día es cada vez más fácil estar en contacto con nuestros seres queridos gracias a los teléfonos móviles y a las vídeo-llamadas. Puede ser un momento para conectar con otras personas o desahogarnos. Las personas con demencia también necesitan hablar con los demás, somos todos seres sociales.

EL PODER DE LA MÚSICA. La música tiene un gran poder para tranquilizar y mejorar el estado de ánimo. Cantar, bailar o simplemente escuchar una canción que haya sido importante en el pasado, puede funcionar como un calmante y elevador del ánimo. Pensar en varias canciones que sean significativas para la persona con demencia puede servir para calmarle en momentos difíciles, distraerlo o simplemente pasar un rato divertido.

SALIR A LA VENTANA. Una distracción para el día a día puede ser salir a la ventana en diferentes momentos del día, sirviendo esta actividad para orientar a la persona con demencia (por la mañana hace sol, por la tarde anochece, por la noche hay estrellas) o para simplemente dirigir la mirada más allá del confinamiento en casa. Se puede disfrutar del aire y de los rayos de sol, escuchar los sonidos de la calle o los pájaros, obteniendo con ello un estado de ánimo más positivo.

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