¡Ha llegado el verano y con él, las
merecidas vacaciones! En esta época del año tenemos la necesidad de desconectar
unos días y sentirnos libres de ataduras. Decir adiós a los horarios
estrictos y liberarnos de ciertas responsabilidades, nos permite recuperar
fuerzas y volver a empezar con otra mirada, la rutina que nos marca el resto
del año.
Esta necesidad se hace aún más
latente en las personas cuidadoras de un enfermo de Alzheimer. Debemos
cuidarnos para poder cuidarles, no nos cansaremos de repetirlo. Las vacaciones no deben estar reñidas con el cuidado
de un paciente de Alzheimer, que puede viajar y disfrutar también de otro
entorno diferente siempre que, eso sí, se tengan en cuenta una serie de
recomendaciones:
Mantenerle hidratado: a menudo, una persona con Alzheimer puede no darse cuenta de que no está lo suficientemente hidratada. Lo que para nosotros es tan fácil como tener sed, para ellos no lo es, y puede no darse cuenta de que necesitan beber. Por esta razón, hay que animarlos a que beban agua con bastante frecuencia. Eso sí, cuidado, no vale cualquier líquido, pues otros, como el alcohol y la cafeína, pueden contribuir a acelerar la deshidratación.
Seguir
una dieta saludable: una alimentación equilibrada y
adaptada a la época estival también es importante para personas mayores y
enfermas. Es preferible optar por comidas más ligeras y frescas, evitando los
alimentos que sean más difíciles de digerir y masticar.
Aplicarle
el protector solar de forma regular: el
sol y las altas temperaturas en esta época del año, son más dañinos para
nuestra piel que en otros meses, por lo que es importante en el caso de las
personas mayores, que tienen una piel muy delicada, el uso de crema y
protectores solares con alto factor de protección. Más aún en pacientes con
Alzheimer, que no repararán en utilizar protectores cada vez que sea necesario.
Vestirle
de forma adecuada: uno de los síntomas de
las personas con Alzheimer es que no saben tomar buenas decisiones en cuanto a
muchas de las actividades cotidianas que hacemos diariamente. Es por eso por lo
que pueden necesitar tu ayuda para vestirse de forma adecuada en verano con
prendas más ligeras, transpirables y de colores más claros que eviten el calor.
Limitar
la exposición al sol: a las personas mayores
les afecta mucho el calor y los efectos de las temperaturas veraniegas pueden
hacer que algunas de sus enfermedades empeoren. Es importante no salir con
ellos a la calle en las horas de más calor del día o intentar permanecer a la sombra
cuando sea posible.
Vigila
sus baños: si vas a la piscina o a la playa, no dejes
bajo ningún concepto que se bañen solos. Muchas de los accidentes mortales que
se producen en medios acuáticos son de mayores de 65 años. Imagínate si la
persona mayor además padece Alzheimer. Recuerda: debe ir siempre acompañado.
Evitar
zonas de ruidos fuertes y multitudes: a las
personas con demencia no suele gustarles las zonas con demasiada gente pues se
sienten abrumados y agobiados. Si en esta época tenemos la opción de disfrutar
de unos días de vacaciones con nuestro familiar con Alzheimer, es importante
tener en cuenta que los cambios de entorno, el exceso de estímulos, la compañía
y otros cambios significativos pueden producirles mayor confusión aún y cambios
en su comportamiento.
Vacaciones
de recuerdos: si optas por llevar a tu familiar con
demencia de vacaciones, es muy aconsejable visitar aquellos lugares en los que
ha estado o ha vivido anteriormente, ya que les será más fácil recordar y le
producirá una sensación muy buena llena de positividad que activará su memoria.
Aquel lugar que ha pertenecido al pasado del paciente, como la casa del pueblo,
sus calles, la playa a la que iba todos los veranos pueden ser un aliciente
para él
Paseos
al aire libre: el verano es una buena época para poder
realizar distintas actividades con una persona que padece Alzhéimer, como
paseos por la playa u otro tipo de ejercicios que potencien la actividad física
y mental. Juegos en una piscina, trabajar la memoria y cognición mediante
juegos de mesa, salir al parque más a menudo… Son momentos en los que estamos
más desahogados y con más predisposición a realizar diferentes cosas, también
aprovechemos para hacerlo junto a ellos.
Usa
métodos de identificación: es posible que en un
momento determinado la persona se desoriente y es en esos momentos cuando
aumenta el riesgo de pérdida. Es importante que estén identificados
constantemente con una pulsera o colgante con su nombre, residencia de
vacaciones, teléfono del familiar del cuidador e indicar que tiene la
enfermedad de Alzheimer.
Viajes
mejor en el coche propio: si tienes la
oportunidad de viajar en tu coche, no la desaproveches. Esto os dará la
oportunidad de para a descansar cada vez que la persona enferma lo necesite. Es
importante que no viajes sólo con el enfermo, sino que os acompañe alguien más
por si se pone nervioso durante el viaje, que pueda echarte una mano para
tranquilizarle.
Evita viajar grandes distancias: procura que el destino elegido no os obligue a
pasar largas horas en el coche. Así evitarás un cansancio excesivo para tu
familiar.
En la medida de lo posible, hazle partícipe de los preparativos: aprovecha para hacer un ejercicio de reminiscencia y recordar cómo preparabais las vacaciones cuando vosotros, los cuidadores erais pequeños, pídele que te ayude a doblar la ropa, seleccionar las cosas que se van a necesitar, etc. Pon en la maleta algún objeto personal que le de seguridad. Puede ser una foto, un cojín favorito o cualquier cosa que le de seguridad en casa.
Mantén un poco de rutina: la rutina diaria ayuda a los enfermos de Alzheimer a orientarse y sentirse seguros. Procura, en la medida de las posibilidades, mantener una rutina, por ejemplo: desayuno – paseo – baño (piscina o playa)- comida- actividad lúdica- cena-descanso.
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