domingo, 26 de julio de 2020

VACACIONES Y DEMENCIA




La llegada del verano es signo de vacaciones, la época del año más esperada por todos.

El estrés acumulado a lo largo de todo el año desaparece cuando comenzamos a disfrutar de nuestros días libres y de los cambios de rutinas.

Los enfermos de Alzheimer y otras demencias es precisamente lo que peor llevan: el cambio de rutinas.

Nos esforzamos durante todo el año para que mantengan un ritmo diario que les permita encontrarse seguros, y este ritmo con la llegada del buen tiempo suele verse afectado por múltiples factores.

Por un lado, hay muchas más horas de luz, lo que implica que en general todos nos acostamos más tarde.

Además, el calor puede generar sensación de desasosiego especialmente en aquellos enfermos con dificultades para comunicarse.

En muchas familias, al llegar las vacaciones el cuidador principal delega esas funciones en otra persona de la familia para poder descansar.

Es muy importante en estos casos ir anticipando al enfermo con quién va a estar y los motivos, repitiéndolo las veces que sea necesario para facilitar una sensación de seguridad. En los casos que hacerlo de esta manera genere mucha ansiedad, debemos ser muy cuidadosos a la hora de explicarlo para que no lo interpreten como un abandono.

En el caso de que el enfermo continúe en vacaciones con el cuidador principal y lo que cambie sea el entorno, la forma de proceder será la misma, especialmente si el lugar de vacaciones es un entorno conocido para él como su pueblo.

Podemos orientarle días antes con ayuda de fotos, recuerdos de anécdotas, nombrando a personas conocidas que sabemos van a ver, …

Antes de las vacaciones:

Es importante prestar atención a estos aspectos:
  • Preparar la cantidad necesaria de medicación para tenerla siempre disponible.
  • Llevar con nosotros un informe médico actualizado con las patologías más importantes.
  • Llevar una identificación para el enfermo (tipo medalla, o incluso dispositivo GPS). Esto es recomendable especialmente si vamos a lugares desconocidos o donde haya mucha gente.
  • Meter dentro del equipaje de nuestro familiar algún objeto que lleve siempre consigo o ropa de cama que haya sido lavada con nuestros productos habituales. El olfato nos va a ayudar a generar recuerdos y por tanto puede ser de utilidad para orientar y dar seguridad.
  • Llevar alguna luz testigo (como las que se colocan a los niños para evitar la oscuridad total). Puede servir de guía si se levantan por la noche para ir al baño.

Durante las vacaciones:

Al tener menos obligaciones y por tanto más tiempo libre, es importante  plantearse más tiempo de calidad con la familia.

No hay tanta prisa por hacer las cosas, por lo que es más fácil dedicar tiempo a conversar con nuestro familiar enfermo, ayudarle a hacer algún tipo de actividad, pasear,…

Si compartimos nuestras vacaciones con el resto de la familia es recomendable “delegar” durante pequeños espacios de tiempo el cuidado para poder disfrutar de unos minutos a solas, de un refresco, una conversación con algún amigo o conocido…

En el caso de acudir a un hotel podemos informar al personal del mismo de que vamos acompañados de una persona con unas necesidades especiales. Esto puede ser de ayuda en caso de que en algún momento se desoriente, ya que siempre habrá personal de hotel que le pueda ayudar y avisarnos.

En definitiva, los días en vacaciones son largos, y si nos organizamos bien podremos disfrutar de nuestro familiar y de nuestro tiempo libre, lo que nos hará sentir muy bien con nosotros mismos y permitirá que descansemos como merecemos.

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