Cuando hablamos de tratamiento ¿a qué nos estamos refiriendo?, ¿a la ingesta de medicamentos?, ¿a acudir al médico de manera rutinaria? o ¿a la realización de ejercicios dirigidos a mejorar la calidad de vida? Actualmente existen tratamientos alternativos que se unen al tradicional tratamiento farmacológico.
Un buen tratamiento comprende, además de la toma de medicamentos o fármacos, la realización de actividades encaminadas a mejorar la calidad de vida de los pacientes. En el caso de las enfermedades neurodegenerativas, como es el caso del Alzheimer, el tratamiento no farmacológico cobra especial importancia.
Hasta la fecha el Alzheimer no tiene cura, por ello realizar un tratamiento completo e individualizado es especialmente importante para aliviar, frenar y retrasar todo lo posible el avance de la enfermedad. Los fármacos ayudan a reducir los síntomas de la enfermedad y/o los trastornos psicológicos que en muchas ocasiones se asocian al Alzheimer. Los tratamientos no farmacológicos sirven para frenar el impacto de la enfermedad en la persona de manera global o lo que es lo mismo, mejorar la calidad de vida de la persona y su entorno. Este objetivo se consigue mediante la potenciación de las capacidades residuales, ya que de esta manera se podrán suplir las capacidades que se ven afectadas.
La autonomía es un privilegio que todos tenemos y que debemos cuidar. La evolución de la enfermedad provoca cada vez una mayor dependencia, pero no debemos caer en el error de tratar a la persona con Alzheimer como si se le hubiera quitado ese gran tesoro de repente. Cada fase es diferente y, por tanto, debemos conocer hasta qué grado la persona puede realizar las actividades cotidianas por sí misma, si necesita supervisión o requiere una ayuda parcial o total. Por tanto, es esencial conocer la fase en la que se encuentra la persona para abordar la enfermedad de Alzheimer de una manera satisfactoria, y sobre todo, para realizar un tratamiento no farmacológico eficaz.
El tratamiento no farmacológico tiene una finalidad rehabilitadora. Los objetivos son estimular y mantener las capacidades cognitivas, evitar la desconexión del entorno y fortalecer las relaciones sociales, dar seguridad e incrementar la autonomía personal del paciente, estimular la propia identidad y autoestima, minimizar el estrés y evitar reacciones psicológicas anómalas. Este tipo de intervenciones siempre deben ser aplicados por profesionales sociosanitarios, como por ejemplo, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, psicólogos, logopedas, etc. La intervención que se realizará será siguiendo un modelo de intervención multidisciplinar.
De esta manera, conseguiremos que la gran ansiada calidad de vida se mantenga durante el mayor tiempo posible. La co-actuación del tratamiento farmacológico y el no farmacólogico aportarán mayores beneficios que si solo se realiza un tratamiento por separado. Por ello, desde las Asociaciones de Familiares de enfermos de Alzheimer animamos a todos aquellos que sufren directa o indirectamente la enfermedad que lo traten utilizando todos los recursos disponibles y no solo reduciéndoles a los fármacos como única manera de aliviar los síntomas.
Fdo. Noelia Catalán Montero y Pilar Ruíz Díaz
Terapeutas ocupacionales de AFAV
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