miércoles, 19 de noviembre de 2025


La entrega que muchos cuidadores ponen cada día en el cuidado de un familiar es un acto de amor que pocas veces se reconoce lo suficiente. Es un amor silencioso, constante, lleno de gestos pequeños y grandes sacrificios. Pero esa dedicación inmensa, tan natural para quienes cuidan, también puede llevarlos a asumir cargas que poco a poco comienzan a pesar más de lo que muestran.

A veces, sin darse cuenta, los cuidadores terminan enfrentando situaciones y riesgos que no favorecen su bienestar ni tampoco la calidad de los cuidados que brindan. Y no es por falta de voluntad, sino por ese impulso tan humano de querer estar siempre, de querer hacerlo todo, de creer que pueden con más, incluso cuando el cuerpo y el corazón necesitan un descanso.

Estos riesgos pueden aparecer de muchas formas:

• Asumir más tareas y responsabilidades de las que realmente pueden sostener.
• No aceptar o no buscar la ayuda disponible por sentir que deben hacerlo solos.
• Restar horas de sueño, de descanso, de silencio… para atender cada necesidad.
• Descuidar la alimentación sin darse cuenta, por falta de tiempo o energía.
• Dejar a un lado el ejercicio, el movimiento, el aire libre y el bienestar físico.
• Ignorar señales del cuerpo, minimizando dolores, cansancio o síntomas propios.

Y aunque a veces parezca que lo urgente siempre está en el otro, es importante recordar que los cuidados que nos ofrecemos a nosotros mismos son tan necesarios como los que damos. Un cuidador agotado, un cuidador que se deja para después, es un corazón que también necesita ser sostenido.

Cuidar de una persona dependiente es un acto de amor inmenso, sí, pero también puede convertirse en un camino de desgaste físico y emocional. Por eso hoy queremos poner en palabras algo esencial: tú también importas. Tu bienestar, tu descanso, tu salud, tus emociones… todo eso también necesita espacio y atención.

Queremos acompañarte, apoyarte y ofrecerte herramientas que te permitan cuidarte mientras cuidas, para que el amor no duela, para que la entrega no te vacíe, para que sigas estando sin dejar de estar contigo.

Porque cuidarte también es cuidar.
Porque mereces el mismo cariño que das.



 

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