La enfermedad de Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que requiere de un abordaje integral por parte de multitud de profesionales tanto del ámbito sanitario como social. Una de las disciplinas involucradas en la atención de las personas con enfermedad de Párkinson, de sus familiares y de las personas cuidadoras es la psicología.
Los pacientes se enfrentan a un diagnóstico duro, nuevo, muy desconocido e incierto. Manejar bien las emociones, saber identificar la sintomatología y tener la suficiente información es básico tanto para la persona a la que afecta la enfermedad como para su entorno más cercano.
La salud mental en la enfermedad
de Parkinson tiene un papel esencial ya que puede haber alteraciones tanto a
nivel cognitivo, emocional y conductual que afectan a la vida de la persona.
Por otra parte, el diagnóstico del Parkinson requiere de un proceso de
aceptación de la enfermedad y de adaptación a esa nueva realidad. Mantenerse
activos, realizar actividades gratificantes, salir de casa y relacionarse,
hacer ejercicio físico y tener hábitos de alimentación saludables, van a
influir en un estado de bienestar general.
Al ser una enfermedad neurodegenerativa
que va evolucionando, es común que tenga un gran impacto en el estado emocional
y mental de quien la sufre. Es frecuente que aparezcan determinados trastornos
emocionales tales como la depresión y la ansiedad. También sintomatología psicótica (delirios,
alucinaciones) asociados al tratamiento farmacológico, problemas del sueño y
trastornos del control de impulsos.
Por tanto, las personas con
enfermedad de Parkinson pueden experimentar una variedad de problemas
emocionales que pueden afectar a su calidad de vida. Entre los más comunes se
incluyen:
- Depresión: la depresión es
común en los pacientes con Parkinson y puede estar relacionada con cambios
en la química del cerebro y la mayor dificultad para realizar actividades
que antes eran placenteras. Los síntomas de la depresión pueden incluir
tristeza, pérdida de interés en actividades, cambios en el apetito,
problemas para dormir y falta de energía.
- Ansiedad: las personas con Parkinson pueden
sentir ansiedad debido
a la incertidumbre sobre el futuro y a los cambios que experimentan en su
cuerpo. Los síntomas de la ansiedad pueden incluir nerviosismo,
preocupación excesiva, sudoración, palpitaciones o sensación de opresión
en el pecho.
- Estrés: pueden sentir estrés debido a la
necesidad de adaptarse a los cambios en su capacidad física y la
incertidumbre sobre su futuro. El estrés puede manifestarse como tensión
muscular, irritabilidad y dificultad para concentrarse.
- Aislamiento social: las personas que lo
sufren pueden sentirse excluidos de las actividades sociales habituales, debido
a su capacidad reducida para realizar ciertas actividades o por su
preocupación ante los síntomas visibles de la enfermedad, como son los
temblores.
La atención psicológica para
personas con enfermedad de Parkinson, además de detectar estos problemas,
permite ayudar a que los pacientes puedan manejar mejor los desafíos
emocionales y conductuales asociados con la enfermedad. En definitiva, que
puedan mejorar su calidad de vida en general.
Los grupos de apoyo son una herramienta muy poderosa ya que ofrece un espacio de consuelo, seguridad, empatía, apoyo y comprensión en un entorno libre de juicios donde el/la paciente puede conectar con personas que han experimentado las mismas situaciones. Sentir esa empatía es el primer paso para entender tus emociones. El grupo permite la expresión de dudas, miedos y emociones derivadas de las vivencias de cada uno en un entorno acogedor.
Los grupos de apoyo permiten
también que sus integrantes adquieran información de la que no disponían y les
sirvan para incorporar nuevas conductas, estrategias de afrontamiento y
actividades a su propia vida que hayan tenido éxito en otras personas.
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