lunes, 14 de febrero de 2011

Evolución

Se establece que la enfermedad de Alzheimer evoluciona por fases, aunque cada enfermo es totalmente distinto y resulta muy difícil diferenciar claramente el final de una y el inicio de la siguiente.
Actualmente se establecen dos maneras de exponer el proceso evolutivo de la enfermedad:
Una de ellas, establece que pasa por tres fases evolutivas.
o   FASE I. Inicial o leve.
o   FASE II: intermedia o moderada.
o   FASE III: Terminal, final o grave.
La otra evalúa la degradación mediante la Escala de Deterioro Global  de Reisberg (GDS), que clasifica la enfermedad en siete niveles evolutivos:
o   GDS 1: sin deterioro cognitivo.
o   GDS 2: deterioro cognitivo muy leve.
o   GDS 3: deterioro cognitivo leve. Demencia incipiente.
o   GDS 4: deterioro cognitivo moderado. Demencia leve.
o   GDS 5: deterioro cognitivo moderadamente grave. Demencia moderada.
o   GDS 6: deterioro cognitivo grave. Demencia moderadamente grave.
o   GDS 7: deterioro cognitivo muy grave. Demencia grave.
Se puede establecer un paralelismo entre ambas, ya que:
o   La fase inicial equivaldría a un GDS 3/4
o   La fase intermedia equivaldría a un GDS 5/6
o   La fase final equivaldría a un GDS 7
SÍNTOMAS.
Fase I.
  • Percepción subjetiva de pérdida real de memoria.
  • Dificultad reiterada para recordar hechos de cierta importancia: lugar donde deja las cosas, recados, fechas significativas, nombres de lugares o de personas conocidas, teléfonos habituales,…; lo que hace aparecer y/o aumentar la inseguridad y dificulta el desarrollo de su vida cotidiana.
  • Ligera desorientación temporoespacial.
  • Dificultad para nuevos aprendizajes que requieran procedimientos razonados y con cierta complejidad, así como para adaptarse a nuevos entornos y/o ambientes.
  • Ligeras alteraciones en el uso del lenguaje, tanto de expresión como de comprensión, alteraciones que constituyen un grave inconveniente para mantener una conversación fluida, por lo que suelen aislarse y evitan tener que participar en reuniones familiares o con amigos.
  • Ligeras dificultades en la escritura, que empieza a ser imprecisa.
  • Dificultad para el cálculo: manejo de dinero, operaciones bancarias…
  • Ligeras dificultades en la praxia; manejo de electrodomésticos, fuego, destrezas laborales, dificultades para la ejecución de tareas automatizadas… lo que suele ocasionar un rendimiento laboral y doméstico en disminución.
  • Cambios de personalidad y carácter que dificultan su trato. Generalmente con agudización de los rasgos previos. En ocasiones puede suceder lo contrario: los ariscos se vuelven cariñosos, los tristes comienzan a ser alegres.
  • Alteraciones en el estado de ánimo y comportamiento: desinterés, apatía, pérdida de iniciativa, abandono de aficiones, quejas físicas, labilidad emocional, sentimientos de culpa, trastornos de autoestima, sentimiento de inutilidad, estado depresivo o ansioso…


Fase II.
  • Desorientación temporoespacial grave con importantes despistes. Dificultad para reconocer lugares habituales, incluso en el propio domicilio, lo que da lugar a frecuentes pérdidas. Confusión entre el día y al noche. Percepción errónea del espacio, con dificultad para el cálculo de las distancias.
  • Deterioro marcado de memoria: pérdida de conocimientos generales. Dificultad para relatar una historia acaecida. Dificultad para el aprendizaje de nuevas tareas perceptivo-motoras.
  • Alteraciones gnósicas: incapacidad para reconocer caras, personas, lugares, objetos, incluso la propia imagen en el espejo.
  • Incapacidad para asimilar acontecimientos familiares o personales importantes.
  • Dificultades serias para la praxia con limitaciones graves para realizar movimientos complejos o acciones secuenciadas que conduzcan a un fin como realización de las AVD.
  • Pérdida de control sobre gestos y movimientos significativos y aprendidos con anterioridad. Vagabundeo.
  • Empobrecimiento significativo del lenguaje con falta de palabras, reiteración de términos, o repetición de lo que acabamos de decirle. Confusión de palabras, utilizando una por otras. Creación de palabras nuevas e incluso verborrea incoherente.
  • Dificultades importantes en la escritura, el dibujo y la construcción de dibujos o figuras tri o bidimensionales.
  • Disfuncionalidad y reacciones conductuales diversas: conductas de riesgo, reacciones catastróficas, frustraciones, agresividad, agitación, fobias, abandono del cuidado personal, obsesiones…
  • Pérdida de actividad laboral.
  • Modificación de la sexualidad pudiendo aparecer hiperactividad o desinhibición.
  • Alteraciones del sueño.
  • Pérdida de control de esfínteres que genera incontinencia.



Fase III.
  • Grave afectación del lenguaje o ausencia del mismo.
  • Grave alteración de las praxias relacionadas con las ABVD: comer, vestirse, lavarse…
  • Desorientación temporoespacial total con incapacidad para el reconocimiento del propio cuerpo.
  • Pérdida total de memoria, excepto la afectiva.
  • Doble incontinencia total: vesical y fecal.
  • Graves trastornos del movimiento.
  • Pérdida de reflejos excepto los más primarios.
  • Aparente aplanamiento emocional y desconexión total con el mundo que les rodea.
  • Frecuente alteración del descanso y del sueño.

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